lunes, 15 de diciembre de 2008

*Formación Espiritual para Músicos Católicos - Ficha 4

La necesidad de la oración y su consecuencia



Nuestra naturaleza humana se compone de tres partes: Cuerpo, Alma y Espíritu.

Entendemos que el Cuerpo es lo material, el Alma somos nosotros mismos y el Espíritu es Dios en nosotros, lo que nos da vida y nos hace ser posesión del Él.
Nuestra Alma, o sea nosotros mismos, fue creada por Dios desde antes de nuestro nacimiento; creada por Él, para Él y para retornar a Él.

La Oración la podemos definir como la comunicación con Dios, aquella comunicación que nos lleva a lograr una relación con nuestro Creador. La Oración no es un capricho ni una opción, esta es una necesidad de todo ser humano, pues nuestras Almas inmortales necesitan del alimento Espiritual que solo en la oración encontramos y además necesitan generar esa relación con Dios y así poder acercarse cada día a su destino final, a su meta, a la consumación del amor y la felicidad eterna que es Dios mismo.

El gran descubrimiento de San Pablo en su camino de conversión personal lo expresa en Galatas 2, 20: “Más no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mi”.

Esto significa que nosotros debemos constantemente ir muriendo a nosotros mismos y dejar de esta manera que Cristo vaya creciendo, todo con el propósito de alcanzar la Gloria de Dios y transfigurar a Cristo en todo mi ser.
En el diccionario, transfigurar se define como: “hacer cambiar de figura una persona o cosa”.
Lo que buscamos entonces es cambiar nuestra figura por la figura de Cristo, nuestra vida por la de Él y así poder ser un mejor testimonio vivo de su presencia y verdad.
En Lucas 9, 28 – 36 se relata la Transfiguración del mismo Cristo, su cambio de cuerpo mortal a cuerpo glorioso en presencia de sus apóstoles; en este pasaje se habla de un detalle importantísimo, dice: “Jesús subió a un cerro a orar”,y mientras oraba ocurrió el asombroso suceso.Oración, dijimos una necesidad, pero ahora comienza Jesús a mostrarnos Él mismo que esa necesidad trae para nuestra vida consecuencias, que son capaces de cambiarnos y acercarnos más a Dios.
Los Discípulos de Jesús veían a su Maestro orar y veían el poder de su oración y le pidieron que les enseñase a orar; Lucas 11, 1 – 11.
El Maestro les enseña que deben orar con Fe y sin desfallecer, pues el Padre siempre escucha a sus hijos y acude a ellos. En el Evangelio tenemos innumerables pruebas de esto, una y otra vez Jesús insta a los suyos a orar, una y otra vez, el mismo Jesús sube a los montes a orar en soledad, una y otra vez Jesús nos muestra el poder de la oración con Fe y de Corazón.

La oración nos fortalece, nos une, nos llena de gracia, la oración nos impulsa a la santidad, nos da poder sobre el mal, nos da sabiduría para vivir y amor para servir. San Patricio, Obispo de Irlanda, al igual que muchos Santos acostumbraba a retirarse a las montañas para orar, eso lo fortalecía y de esa manera pudo evangelizar esas tierras y luchar con el poder del amor contra aquellos que lo deseaban hacer callar y matar. En Chile, el ejemplo de Santa Teresita de los Andes y de San Alberto Hurtado, grandes místicos que en facetas muy distintas supieron encontrar la fuerza a la luz de la oración.
Nunca olvidemos, Dios es Poderoso y Fiel que hasta detuvo el sol y la luna por su pueblo para que estos ganaran una batalla. Josue 10.
¿cuánto más el Padre Celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan? Lucas 11, 13b.

Hermanos necesitamos orar y pedirle a Dios que nos inunde con su Espíritu Santo, que seamos transfigurados por Cristo y que nos haga ser buenos instrumentos de su paz.
Más que pedir riquezas, prosperidad y medios al orar ruéguenle al Padre que nos llene de su Gracia y que haga su voluntad en nosotros y todo lo demás vendrá por añadidura.
Nosotros como Cristiano Católicos, tenemos una riqueza inmensa, poseemos la Oración más completa, que es la Eucaristía, en esta nos gozamos en la presencia misma de Jesús y nos unimos a la Iglesia Universal en oración, escuchamos y escudriñamos la Palabra de Dios, alabamos, adoramos, agradecemos, somos sanados y enviados completamente renovados y fortalecidos a vivir el Evangelio.
La Eucaristía, una joya que muy pocos conocemos y que muy pocos entendemos.
Un gran reto para los Católicos es el entender, respetar y amar la Eucaristía.
San Pablo insistía constantemente en la Oración, Efesios 6, 18 – 19 “No dejen ustedes de orar...”

Que la oración no sea una actividad más en nuestro diario vivir, sino que sea nuestra forma de vivir.

1 comentario:

  1. bendiciones hermanos a travez de los años y estas enseñanzas siguen ayudando a los mas necesitados

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